El Tri: El día que vivimos en la infamia (O, ¡ay Maradona, no me ayudes!)

23 Jul

 

PARA QUE QUEDE CLARO 

El Tri: El día que vivimos en la infamia (O, ¡ay Maradona, no me ayudes!)

 

EDGAR VALERO BERROSPE

 

¿Cómo es que puede llegar a confundirse un simple y sencillo partido de futbol con una clase de moral? No lo entiendo. El revuelo que ha alcanzado el partido del miércoles es sin duda, merecedor de un estudio sociológico.

Hasta una persona en tweeter me salió con que muchos niños sufrieron un daño psicológico irreversible por ver a Guardado anotar el inmerecido penalti que marcó el árbitro. No sé cuál de los dos por cierto. No fue tan específica esta persona.

Y de pronto me quedo pensando en los miles de conductores que se pasan los altos. En los del transporte público que dan vueltas prohibidas y ponen en riesgo a miles de personas. En todos los que dan mordidas para arreglar cualquier tipo de trámite burocrático. En los reciben ese dinero mal habido. En los que verifican y aprueban carros que contaminan más que una fábrica. En los médicos que dicen mentiras para operar al cliente de lo que sea.

En los maestros que no van a dar clases sino a leer sus mensajitos en el celular. En los políticos corruptos y borrachos que viajan a los Mundiales con el dinero del erario público. En los empleados que cuando viene la época del regreso a clases se vuelan los lápices y plumas de manera hormiga en las oficinas. En las “chachas” que se llevan el rollo de papel higiénico de la casa de los patrones. En los choferes que le ponen menos gasolina a los carros de sus patrones. En los periodistas que reciben dinero de los políticos. En los que te tranzan con kilos de a 800 gramos y litros de 900 mililitros. En los que llegan tarde y piden que un compañero les cheque la tarjeta. En las “secres” que le ponen con el jefe para que les cambie carro. En toda esta «bonita» población que habita nuestro amado México.

Todos estos singulares personajes que le dan validez al chiste aquel de la Creación cuando Dios se esmero en ponerle a esta tierra playas hermosas, exuberantes bosques, ríos, desiertos, cañadas y una flora impresionante. «¿No le estas poniendo demasiado a este lugar?» Le preguntó San Pedro al Creador, embebido en su majestuosa obra de arte.

-«Tal vez si, pero deja que veas a los habitantes que le voy a poner…»

Todo estos, nosotros, los mexicanos, devoradores de mexicanos, caníbales por convicción mas que por naturaleza, somos los que espantados vemos como le hemos hundido la daga a los pobres panameños y hemos «robado» una inmerecida victoria. Somos los que decimos que somos indignos de un triunfo sembrado sobre la trampa y la desvergüenza…. ¿Sabe qué? No nos jalemos los pelos… Si, dije pelos. No cabellos.

El futbol es un negocio. Más negocio que deporte. Pero la incongruencia de quienes acusan un «robo manipulado» ni siquiera se acuerdan de lo que paso hace dos años cuando nos eliminaron de este torneo o de hace 8 cuando Estados Unidos derrotó a México, el de Hugo Sánchez y no fuimos a la Copa Confederaciones de Sudáfrica. Quién quiera que se dedique a «arreglar» estos eventos, debe tener algún tipo de problema mental, porque siempre nos pone contra los que nos van a ganar o a eliminar. No le veo otra explicación.

Y luego, he tenido que hacer una pausa, pues caí al piso muerto de risa, cuando el tramposo de Maradona, el maestro del engaño se solidariza con los panameños. Y acaso alguna vez, él se solidarizó con los ingleses, a los que apuñaló con una trampa majestuosa en México 86. No. No creo.

 

El problema de la doble moral es este. Nos espantamos, nos sorprendemos, nos indignamos y la emprendemos contra el que sea, pastoreados como borregos para criticar sin proponer.

No defiendo, ni defenderé el infame juego del Tri. Pero tampoco voy a aceptar que moralistas estúpidos con doble cara, quieran lapidar a un grupo de muchachos que son los mejores que hay en México para esta actividad. Y si alguien es mejor, seria bueno que levantara la mano y dijera «yo» o que hiciera una propuesta. En el país de la tranza y de la mentira, de la corrupción y la infamia, no tiene sentido que alguien levante la mano acusando a los que no tienen la culpa.

Jugaron mal, sí… pero eso no le da a nadie el derecho de humillarlos y ponerlos en el contexto de «el león cree que todos son de su condición»… Que al final de cuentas, ¿quién quiere apostar a que vamos a tener 30 puntos de rating de televisión el domingo?

Entre moralistas e idealistas, seguidores con matraca y sin matraca, para el domingo, si México llega a coronarse, no habrá «chelas» que no nos hagan olvidarnos de «el día en que vivimos en la infamia….» ¿Apuesta?